23 marzo 2007

Ópera, cine, etc. ¿son literatura?

Carlos G. escribe:

Me quedó en el aire lo de que la ópera no es literatura,
por su necesidad de apoyatura. ¿Y el teatro?
¿Y el guión cinematográfico? ¿Son?

Respuesta:

El caso fue usado como un ejemplo de clase, para ilustrar
la importancia de la autonomía del texto, a la hora de
pensarlo como literario. Lo que me interesa es que piensen
por qué ante un guión cinematográfico o un libreto operístico
solemos hacer una valoración o lectura diferente de la que
hacemos ante otros textos, a pesar de que un libreto de
ópera, p. ej., tiene características formales que claramente
lo definen como literario.
Es pues un ejemplo para hacernos pensar, no una afirmación
sobre si "son" o "no son" literatura. Como lectores de
literatura, ya habrán aprendido que a menudo no tiene sentido
intentar formular respuestas en esos términos de si o no
(o, en todo caso, ello no resulta lo más interesante
de una cuestión).

E.I.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal vez la autonomía del texto literario se basa en la necesidad de incorporar una habilidad con la cual no nacemos, la lectura. En el caso del teatro, la opera o el cine basta con estar presentes y ver y/o escuchar.
No sé, a lo mejor e equivoco y no entiendo la cuestión de la “autonomía”.
Belén

Emilio Irigoyen dijo...

"Autonomía" es una palabra que tiene muchísimos sentidos y aplicaciones en nuestro tema. En lo que refiere a este aspecto muy puntual, en clase me refería sencillamente a que la lectura es un acto comparativamente más individual y aislado que la recepción de una ópera o una película, cuya situación de recepción parece mantener una mayor vinculación posible con el fondo ritual en el cual se habrían originado las artes, según dice el texto discutido en clase.
Con respecto a que "basta estar presentes", no así: toda producción simbólica supone una codificación que es cultural e histórica, y si no manejás los códigos corespondientes, no te enterás de nada. El cine ha provisto de muchos ejemplos, por ser una tecnología que llegó súbitamente a espacios geográfica o culturalmente distantes del entorno de su producción y donde, por ende, los receptores no compartían esos códigos: gente que sale a defender al héroe (como hace Don Wuijote ante los títeres), gente indignada de que se exhiban cuerpos desmembrados (porque confunde el encuadre que toma solo parte del cuerpo del actor con que el propio cuerpo haya sido mutilado), y tantos otros. Eso prueba que incluso para el mero "ver y/o escuchar" hace falta un manejo de códigos muy complejos, que solo por estar tan habituados a ellos nos parecen formar parte de nuestra naturaleza.